EN LOS OSCUROS LUGARES DEL SABER: una lección de filosofia
viernes, 11 de diciembre de 2009
"Este libro no versa sobre hechos reales ni ficticios. Versa sobre algo más extraño, comparado con lo cual aquello que consideramos realidad es mera ficción.
No es lo que parece, de la misma manera que las cosas que nos rodean tampoco son lo que parecen. Trata, sobre todo, del engaño: del engaño absoluto del mundo en que vivimos, así como de lo que hay detrás.
Podría parecer una historia en torno a cosas que sucedieron hace mucho tiempo. Pero, en realidad, trata de nosotros mismos. Los detalles tal vez sean poco familiares, muy poco familiares. Y, sin embargo, su importancia alcanza las raíces de nuestro ser.
Esta falta de familiaridad es importante. Por lo general, cuando algo nos es ajeno se debe a que no guarda ninguna relación con nosotros, ni nosotros con ello. Sin embargo, lo que nos resulta menos familiar es lo que tenemos más cerca y hemos olvidado. Es como un miembro anestesiado, o que lleva mucho tiempo sin utilizarse. Cuando recuperamos la sensibilidad nos es ajeno de un modo muy extraño, precisamente porque es parte esencial de nosotros.
Y ese es el propósito de este libro: despertar algo olvidado, algo que nos han hecho olvidar con el paso del tiempo aquellos que no lo entendieron o que, por motivos propios, quisieron que lo olvidáramos.
Podría decirse que este proceso de despertar es profundamente sanador si no fuera porque hemos llegado a una idea de salud tremendamente superficial. Para la mayoría de nosotros es lo que hace que nos sintamos cómodos, y lo que alivia el dolor. Queremos curarnos de la enfermedad, pero, precisamente, a través de la enfermedad crecemos y nos sanamos de nuestra apatía autocomplaciente. Tememos la pérdida, y, sin embargo, a través de lo que perdemos somos capaces de averiguar que no pueden quitarnos nada. Huimos corriendo de la tristeza y la depresión, pero, si dejamos de ignorar la tristeza, veremos que habla con la voz de nuestro anhelo más profundo; y si seguimos prestándole atención un poco más, encontraremos que nos enseña la manera de alcanzar lo que deseamos.
Y cuál es nuestro anhelo? De eso trata esta historia.
Esta vida de los sentidos no puede satisfacernos, aunque el mundo entero diga lo contrario.
Su propósito nunca fue satisfacernos. La verdad es sencilla, de una enorme sencillez: si queremos crecer, convertirnos en verdaderos hombres y mujeres, tenemos que enfrentarnos a la muerte antes de morir. Tenemos que descubrir lo que es, para poder escabullirnos entre bastidores y desaparecer.
Nuestra cultura occidental nos lo impide cuidadosamente. Medra y prospera, convenciéndonos de que valoremos todo aquello que carece de importancia. Por este motivo, en los últimos cien años, tanta gente se ha alejado de ella, ha pasado a interesarse por Oriente, por cualquier otro lugar: en busca de algún tipo de alimento espiritual, para probar otra cosa. Primero fueron las grandes religiones del Este; ahora se trata de las pequeñas tribus y de las culturas ocultas. Pero pertenecemos a Occidente. Cuantas más cosas encontramos en Oriente o en otro lugar, más nos fragmentamos en nuestro interior, más vagabundos somos en nuestra propia tierra. La soluciones que hallamos no son respuestas fundamentales y sólo crean más problemas.
…Pero lo que no se nos ha dicho es que en las mismas raíces de la civilización occidental reside una tradición espiritual. En la medida en que formamos parte de la cultura de este mundo occidental, son nuestros antepasados. Casi solos, pusieron los cimientos de las disciplinas que convertirían a Occidente en lo que ahora es: química, física, astronomía, biología, retórica, lógica. Pero lo hicieron con una comprensión que ya no poseemos, porque sus conocimientos procedían de una sabiduría que para nosotros no es más que un mito.
…Ahora es importante establecer contacto de nuevo con esta tradición, no sólo en nuestro beneficio, sino también porque no hay otro modo de seguir avanzando. Y no tenemos que mirar hacia fuera, no es necesario que nos volvamos hacia una cultura distinta del mundo en que vivimos. Todo lo que necesitamos está dentro de nosotros, en lo más hondo de nuestras raíces, esperando que alguien llegue hasta allí. Y, sin embargo, hay que pagar un precio para entrar en contacto con esta tradición. Siempre hay que pagar un precio y, precisamente porque nadie ha querido pagarlo, las cosas están como están".
En los oscuros lugares del saber, Peter Kingsley
1 comentarios:
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