Maese Dicson y Philoteu Giordano Bruno II
lunes, 6 de abril de 2009
..."Ellos estaban regresando, tal como él los había visto regresar: El nuevo sol de Copérnico era la señal de ese retorno; quizá Copérnico no lo supiera, pero Giordano Bruno lo sabía y ahora lo pregonaría como un gallo gritón en el mundo entero. Ha amanecido.
Aquellos que por doquier lo amparaban - en París, en Wittemberg, en Praga - aquellos giordanisti que lo protegían, lo vestían o imprimían sus libros; aquellos que le conseguían entrevistas con los grandes; que lo alimentaban; que lo escondían: parecían a menudo, además, reconocerlo, o recordarlo de algún otro tiempo o lugar, o haberlo conocido alguna vez y luego olvidado, u olvidado que era él quién volvería y no otro...
- Aquel de quien os he hablado - dijo el ángel Madimi -. El Jonás que el pez esculpió, el tizón que será arrancado de la hoguera, la piedra rechazada por los constructores, y que será la piedra angular de la casa, la última casa que ha quedado en pie.
Nuestro adorp, nuestro dragón volando en el oeste, nuestro Mercurio filosófico. Nuestro Grial de la quintaesencia, nuestra sal cranii humani, porque si la sal ha perdido su sabor¿ dónde y con qué será salada?
Nuestra bella rosa. Nuestro Bruin invernando en su madriguera. Nuestro señor Jordan Brown cuya religión yo no puedo encomiar. Ha robado el fuego de los cielos y hay esferas donde no es querido. Y ahora viene a esta casa, aunque él no lo sabe; él no habrá de volver por donde ha venido; y ya nada volverá a ser nunca como antes era."
Aegypto. J. Crowley.
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