Lamento de Raymond de Poitiers
jueves, 19 de marzo de 2009
“¡Ay Melusina, dama de la que todo el mundo habla bien, ahora que yo os he perdido para siempre; me he quedado sin alegría, he perdido vuestra belleza, vuestra bondad,
vuestra dulzura, vuestra amistad, todo mi gran gozo, todo mi consuelo, toda mi esperanza, toda mi suerte, mi bien, mi mérito, mi valentía, pues el poco honor que Dios me había dado lo recibía a través de vos, dulce amor.
He obrado como un miserable. Deslumbrante Fortuna, dura, agria y amarga, me has precipitado de lo alto de tu rueda a lo más bajo, el más cenagoso lugar, fuera de tu casa, donde Júpiter abreva a los míseros, a los cautivos, a los apenados y desgraciados; sed maldita de Dios; por tu culpa falté gravemente” .
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