Los juegos espirituales
lunes, 7 de julio de 2008
Es extraño como la gente no se da cuenta de que el fin de las cosas llega individualmente, bien como el fin del mundo, será algo dulce, poético, y individual. Existen varias historias del mundo, hubo tiempos en el que nada era como hoy conocemos y que todo funcionaba de manera diferente. Tenía una historia diferente y un futuro diferente. Cada vez que el mundo transita de lo que ha sido a lo que habrá de ser, hay un brevísimo instante en el que todos los universos posibles, toda la extensión del Ser en el espacio y en el tiempo, están detenidos, en suspenso ante el umbral del devenir, antes de que todos, salvo uno de ellos, vuelva una vez más a la inexistencia; y el mundo es como es, y no como era, y todos los que en él habitan olvidan que pudo ser, o ha sido, alguna vez distinto del que es ahora. Y en el instante mismo en que el mundo transita de-lo-que-ha-sido a lo-que-habrá-de-ser, y todas las posibilidades aparecen por un momento y a ninguna de elllas se ha elegido aún, todas las otras cesuras de tiempo similares pueden también tornarse visibles: estamos en uno de estos momentos elegidos que está por finiquitar su tiempo, y otro vendrá sin que nos demos cuenta, porque es todo muy sutil, sabemos de la existencia de aquellos hombres y mujeres que supieron reconocerlos.
Ahora están muertos, o dormidos, o no figuran en la historia que este mundo ha llegado a tener. Yo abro un libro, una historia de aquellos tiempos y lo que me dice no me sorprende. Por muy equivocada que haya sido la concepción que ellos tenían de su mundo( incluso delirante, con sus poblaciones de dioses, monstruos y poderes imaginarios), en realidad habitaron este mismo mundo en el que habito yo. En las sombras de este libro de historia atisbo los intersticios de muchos otros simetricos a este. Éste es el juego de abalórios de Hesse, la Ars Luliana, el uroboros. Leer y interpretar los varios mundos y sus posibilidades, en uno de ellos, como predijo Hesse, las humanidades perecerán y su realidad será un juego secreto y las claves de este juego pertenecerán a un grupo de elegidos que viverán desde siempre apartados de la sociedad.
Este grupo de elegidos habrá logrado salvar la tradición, pero no logrará volver a conectar la sabiduría con la gente común, y eso precisamente es lo que debe preocuparnos: crear los canales, adaptarse a los cambios y no dejar apagar la llama, recuerda?
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